La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que 2023 podría ser el año del fin de la pandemia del COVID-19, y que ahora tocará construir un sistema de salud mundial más re-si-lien-te porque el mundo deberá enfrentarse en el futuro más problemas de salud derivados de virus u hongos.
Así lo prevé la Organización Mundial del Comercio (OMC) en un contexto de ralentización de las operaciones comerciales internacionales, como resultado de las perturbaciones interconectadas que continúa enfrentando la economía mundial, entre estas la guerra en Ucrania (misma que ha significado un duro golpe a los precios de los alimentos), la elevada y persistente inflación, la devastación que han dejado acontecimientos relacionados con el cambio climático, así como los efectos secundarios persistentes de la pandemia por Covid-19 a nivel logístico y mano de obra.
El dato preliminar de crecimiento del PIB correspondiente al segundo trimestre de 2022 fue de 1% con respecto al trimestre anterior, lo cual implica que la economía se expandió a un ritmo anualizado de alrededor de 4%. Comparando la primera mitad de este año frente al mismo periodo del año anterior, la economía creció 1.7%. Se trata, sin duda, de un buen semestre que muestra que el proceso de recuperación continúa.
En julio el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su reporte Perspectivas Económicas Mundiales, un documento en el que afirma que el panorama económico internacional se ha “oscurecido” y no descarta que el mundo enfrente una recesión en el corto plazo.
Las presiones inflacionarias no dan tregua. En junio la tasa de inflación anual llegó a 7.99% y, de acuerdo con los analistas, no se observa un desvanecimiento de los riesgos al alza. Seguirá subiendo al igual que la tasa de interés de referencia que ya está en 7.75 por ciento.
En 2021 las ventas del sector crecieron más de 20% y recobró su nivel prepandemia. En 2022 las perspectivas continúan siendo positivas.
Estrategias comerciales proteccionistas, la pandemia de la COVID-19, la guerra entre Rusia y Ucrania, y ahora también la política de tolerancia cero ante nuevas variantes del virus por parte de China, son factores que han contribuido a deteriorar las perspectivas de la economía global y a aumentar las presiones inflacionarias en prácticamente todos los países del mundo. En México, la inflación se ubicó en 7.72% anual durante la primera quincena de abril.