El FMI calcula que un tercio de la economía mundial tendría por lo menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo este año y el entrante, aunque mantuvo sin cambios su pronóstico de 3.2% de crecimiento para la economía mundial en 2023. En el caso de México lo ajustó a la baja de 2.9 a 2.7 por ciento. Por su parte, el BM estima un crecimiento de apenas 1.2%. Cabe anotar que Hacienda utilizó un pronóstico de crecimiento de 3% como base para el Presupuesto de Egresos de la Federación del año próximo.

El BM ha señalado que “Hay una desaceleración en las tres economías clave del mundo. En la zona euro por los precios del gas que han aumentado drásticamente; China que por perturbaciones y por la volatilidad del sector vivienda está creciendo menos, estamos viendo un problema muy importante que está reduciendo el crecimiento; y en Estados Unidos, el mercado laboral sigue siendo un mercado fuerte, pero a la vez está perdiendo impulso porque las tasas de interés empiezan a cobrar efecto”.

Desde el segundo trimestre de 2021 empezaron a haber presiones inflacionarias que en 2022 se salieron de control pues aun cuando la mayoría de los países han adoptado una política monetaria restrictiva, la inflación no parece ceder al responder a factores globales.

En México, por ejemplo, se ha seguido una política de incremento en las tasas de referencia que la ubica ya en 9.25% (en febrero de 2021 estaba en 4%) y el Banco de México no descarta que registre nuevos incrementos en lo que resta del año e incluso en 2023 pues, dice, persisten fuertes presiones en los precios, y retrasó al tercer trimestre de 2024 su fecha estimada de convergencia a la meta oficial de inflación anual del 3 por ciento.

Por su parte, el gobierno federal ha presentado ya dos acuerdos para mantener o controlar incrementos en los precios con grandes fabricantes, productores y distribuidores; no obstante, algunos analistas opinan que de poco servirán para bajar la inflación que responde, en muy alta medida, a factores externos y que aislarse de las presiones en los precios globales resulta muy complicado para una economía tan abierta como la mexicana.

Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA México, estima que la inflación comenzará a disminuir en los próximos meses y que en 2023 podría cerrar con niveles cercanos a 4%, sustancialmente más bajos que el 8.7% actual, debido a la desaceleración económica en México y en el mundo, al desvanecimiento de los cuellos de botella en las cadenas de valor global, a la caída en precios de materias primas y a efectos comparativos.

En resumen, se espera una recesión que iniciará en los próximos meses y que tendrá su momento más crítico en el primer semestre del 2023, aunque la mayoría de los analistas coinciden en que no será profunda ni devastadora. Aunque, nadie puede predecir el futuro con exactitud pues las circunstancias de los pronósticos pueden cambiar, para bien o para mal y los actores políticos deberían prepararse para superar cualquier escenario.