¿Cuándo se “normalizará” la cadena de suministro?

El sector ferretero ha enfrentado problemas de desabasto con más tecnología, servicio y cercanía con sus clientes.

La presión de una demanda que supera con creces a la oferta de bienes y servicios desde el segundo semestre de 2020, la crisis de contenedores y los cuellos de botella en los principales puertos del mundo, las políticas de descarbonización de China, el encarecimiento de las materias primas y la escasez de semiconductores, entre otros factores, mantienen “enferma” a la cadena de suministro mundial provocando desabasto y retrasos en la proveeduría en los grandes centros de distribución y en los establecimientos comerciales al menudeo. En el caso de México habría que añadir bloqueos en carreteras y vías férreas.

Este caótico contexto no es privativo de un sector o industria, aunque a algunos les ha pegado más que otros. En el caso del sector ferretero en el que hay proveedores fabricantes, comercializadores de productos importados o que operan en ambos campos, la pandemia del COVID-19 en el 2020 los enfrentó a una coyuntura complicada.

¿Riesgo de estanflación?

La estanflación se caracteriza por una inflación elevada y un bajo crecimiento de la actividad económica o incluso recesión. La persistencia de las presiones inflacionistas de los últimos meses en Estados Unidos y, en menor medida en Europa; y la desaceleración observada en diversos indicadores de su actividad han despertado temores de que la economía mundial se dirija, en los escenarios más extremos, a una estanflación parecida a la de los años setenta.

Afortunadamente, con las lecciones aprendidas entonces y la independencia de los bancos centrales, durante las últimas cuatro décadas no se ha vivido una situación similar. ¿Ha llegado esta época de Gran Moderación a su fin?

A corto plazo, las previsiones de inflación de BBVA Research apuntan a factores temporales, aunque persistentes, que presionan al alza y que en su mayor parte se irán disipando conforme aumente la capacidad productiva. Para finales de 2022 se espera que la inflación en Estados Unidos se sitúe entre 2.5% y 3%, y en la UEM cerca del 2%. Buena parte del incremento de los últimos meses se debe a los efectos base y a una recuperación más rápida de la demanda que de la oferta, como consecuencia de cuellos de botella, disrupciones en las cadenas de producción, y problemas en el suministro de materias primas y componentes. Los avances en la vacunación y en el tratamiento de la COVID-19 han permitido reactivar rápidamente la demanda. Pero muchos procesos productivos no reaccionan con la misma rapidez y necesitan tiempo para volver a niveles normales de actividad e inventarios. Las incertidumbres se centran en cuánto tiempo será necesario para que la oferta satisfaga la demanda, ante las dudas de que puedan aparecer nuevas variantes del virus y sucesivas olas de contagios.

Sin embargo, también hay factores que pueden tener efectos más duraderos y generar tasas de inflación más elevadas durante la presente década respecto a la anterior. Entre ellos destacan los cambios en la composición sectorial, como consecuencia de la pandemia o de la disrupción digital, desajustes en el mercado de trabajo, la transición energética, y políticas fiscales y redistributivas más inflacionarias. La clave será la capacidad de evitar espirales de aumentos de precios y salarios, y un desanclaje de expectativas, lo que podría exigir que la política monetaria actúe antes de los previsto y se vea obligada a sobrerreaccionar. Los bancos centrales disponen de margen suficiente para evitar tasas de inflación persistentemente por encima de su objetivo, el desanclaje de las expectativas, y la dominancia financiera y fiscal. Pero, cuando llegue el momento de subir tipos, tendrán que reafirmar su independencia y disipar cualquier tipo de dudas respecto a su determinación para garantizar sus objetivos de inflación, ante gobiernos que tendrán que apostar por la estabilidad presupuestaria, sin condicionar la actuación de los bancos centrales.

Por lo que respecta a las previsiones de crecimiento, las economías avanzadas han dejado atrás los meses de mayor crecimiento. Esta desaceleración es normal: no puede esperarse que la recuperación continúe a tasas similares a las observadas durante el rebote tras las profundas caídas de 2020. Con todo, el consenso a corto plazo es que el crecimiento en 2021 y 2022 en EE. UU. y Europa se sitúe por encima de su potencial. Sin embargo, el debate a medio y largo plazo muestra más diversidad y posiciones más enfrentadas. Por un lado, los que piensan que las cicatrices de la COVID-19, los elevados niveles de deuda, el envejecimiento, la desglobalización, o la transición energética reducirán el crecimiento potencial. Por otro, los que defienden que esos efectos pueden verse compensados por la revolución digital, las reformas estructurales y el aumento de las inversiones necesarias para transitar hacia economías neutrales en la emisión de gases de efecto invernadero.

En definitiva, tanto en el terreno de la inflación como en el del crecimiento, las autoridades económicas en los países desarrollados tienen margen de maniobra en términos de las políticas disponibles y de tiempo, para evitar errores y que se materialicen inevitablemente los riesgos de estanflación en el futuro. Un margen que en el caso de las economías emergentes es, en general, más reducido.

Fuente: BBVA Research, texto escrito por Rafael Doménech.

Nadie previó lo que se venía y las repercusiones que cada fabricante, distribuidor mayorista o minorista ha padecido está en relación directa con su capacidad de respuesta y adaptación a las diferentes situaciones y necesidades que se han presentado en el mercado.

Destaca el hecho de que muchos fabricantes migraron sus apoyos a los canales de distribución y actividades a la parte digital. Productos Pennsylvania, por ejemplo, abrió un directorio de sus distribuidores y usuarios finales (especialistas) para que pudieran encontrar más fácilmente sus productos e iniciaron algunas campañas con platicas motivacionales y de aspectos de capacitación para su negocio. También emprendieron una campaña muy fuerte dentro de la compañía para pedirle a la gente que consuma lo local con los distribuidores mexicanos y fabricantes nacionales promoviendo, con ello, los negocios de sus distribuidores y de hacer un poco más sinérgico el consumo local.

En el caso de Productos de Carga (Procarga), los retrasos en el transporte de mercancías a nivel global los ha afectado mucho porque manejan productos importados que llegan en contenedores cuyo precio se ha triplicado, los tiempos de entrega de sus proveedores se han incrementado y el transporte marítimo también ha incrementado sus tiempos. Esto, se ha reflejado en incrementos en los precios, situación que repercute en el consumidor final.

De acuerdo con Garciacesar, los retos que Procarga ha tenido que enfrentar han sido “Una muy rápida adaptación a administrarnos internamente y utilizar las herramientas tecnológicas para que nuestros clientes siguieran teniendo la misma atención que les brindábamos antes de la pandemia. No bajamos el nivel del servicio”.

La escasez de productos ferreteros ha sido un tema presente que poco a poco comienza a normalizarse; no obstante, los fabricantes aun presentan algunos problemas respecto al suministro de algunas materias primas. A este respecto Fernando Rosales, gerente de mercadotecnia de Productos Pennsylvania dice que “Afortunadamente hemos tratado de sortear todos estos problemas porque muchos de los productos que hacemos son fabricados en nuestra planta, no todo nuestro portafolio es solo comercialización, y eso nos ha permitido tener una correcta planeación. Tenemos planta en México y almacenes en tres ciudades en donde hemos podido almacenar bastante materia prima para surtir al mercado. Eso nos ha ayudado a tener una respuesta bastante buena para no desabastecer a nuestros distribuidores en lo más que nos ha sido posible”.

Para Rosales el que la demanda se haya detonado de una manera impresionante no ha ayudado a hacer una correcta planeación de la producción y su demanda, pero de alguna manera han sorteado los imprevistos.

Otro punto por destacar es que los fabricantes han buscado sustituir proveeduría de importación por nacionales en la medida de lo posible pues, dicen, en ciertas materias primas es más complicado porque no las hay aquí, entonces las necesitan traer de otros lados.

¿Para cuándo el restablecimiento de las cadenas de suministro?

Nadie sabe con certeza cuando se normalizará en su totalidad la cadena de suministro, pues eventualmente surgen nuevos temas que las ponen a prueba. Hasta ahora muchos sectores continúan padeciendo la falta de materias primas o de productos terminados; no obstante, algunos de los fabricantes consultados consideran que en el 2022 esto se va a componer gradualmente, aunque para cubrir riesgos de que esta situación se prolongue por más tiempo Fernando Rosales apunta “Nosotros seguimos teniendo planes de soporte adicionales para poder tener mayores stocks, mayores inventarios, hemos estado creciendo el almacenaje de producto rentando algunas bodegas adicionales a nuestras plantas para poder tener más materia prima y surtir los productos sin ningún problema, así es que el próximo año consideramos que todo este trabajo que se ha venido realizando va a ayudarnos a que suministremos mucho mejor y no solo eso sino que también crezcamos en participación de mercado”. 

Por su parte Garciacesar estima que “Hacia el primer semestre de 2022 se va a normalizar la cadena de suministro al bajar la sobredemanda que ha rebasado la capacidad de la oferta y que es lo que ha hecho que se incremente. Mi expectativa es que a partir de enero empiece a regularizarse la proveeduría, pero quizá esto se presente hasta el segundo semestre”. Con todo, dice que para la firma que lidera, como en todos los sectores e industrias, en 2020 hubo una caída de la venta respecto al 2019, en algunas industrias más que otras, y que en su caso la caída no fue tan fuerte porque atiende a varias industrias que se consideraron en su momento esenciales como la petroquímica, la industria eléctrica, la minería, la construcción,  la metalmecánica, y la automotriz entre otras [...] Entonces, aunque hubo una caída en general de la actividad de nuestros clientes, sí lo resentimos en el segundo trimestre de 2020 pero se fue recuperando paulatinamente en el segundo semestre. Este 2021 no hemos alcanzado todavía los niveles de 2019 pero ya estamos cerca”.

En general, para superar la crisis de suministro, los fabricantes (proveedores) han trabajado en tener una mayor cercanía con sus clientes (distribuidores y minoristas) brindándoles asesoría personalizada con buena cobertura geográfica.

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