La mitad de los consumidores sigue prefiriendo los vehículos con motores convencionales, es decir, de gasolina o diésel.
El interés por los vehículos eléctricos (VE) se centra, principalmente, en la percepción que tienen los consumidores de que el costo del combustible será significativamente menor, y de que el uso de estas unidades ayudará en la lucha contra el cambio climático.
Los consumidores siguen rechazando los vehículos eléctricos debido a la persistente preocupación por sus costos y por la falta de infraestructura de carga pública disponible.
La COVID-19 ha tenido un impacto relativamente mayor en los consumidores más jóvenes, quienes planean comprar su próximo vehículo para evitar el uso del transporte público.
Tres de cada 10 consumidores nunca utilizan diversos medios de transporte en un mismo viaje; solo 6% usa más de un medio de transporte en el mismo trayecto, todos los días.
Los vehículos personales siguen siendo el medio de transporte más utilizado, mientras que los servicios de uso compartido –como los scooters, bicicletas y coches eléctricos– se usan con menos frecuencia.