En la quinta edición de su informe Tax Policy Reforms 2020 señala que “Las medidas deben estar bien orientadas y retirarse lentamente cuando la situación mejore”; asimismo, recomienda que los impuestos verdes y los gravámenes sobre la propiedad y las ganancias del capital ganen peso en la fase de reconstrucción.
El organismo apunta que “Una vez que los países salgan de la crisis y las economías se recuperen, los gobiernos comenzarán a buscar cómo restablecer las finanzas públicas, pero es posible que no puedan recurrir a recetas tradicionales”, por lo que sugiere que esta crisis sea un estímulo para reconstruir mejor y buscar fuentes de ingresos alternativas, empezando por impulsar la fiscalidad medioambiental que actualmente todavía tiene un peso diminuto en la recaudación de los países miembros: un 1.5% del PIB en promedio en 2018.
Para la OCDE, además de la fiscalidad medio ambiental, los impuestos sobre propiedad y rentas del capital tendrán un papel importante en la recuperación, sobre todo en un contexto de mejoras significativas en la transparencia tributaria internacional.
Cabe apuntar que, en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que los Estados de la República tienen facultades para establecer impuestos ecológicos por conceptos, como emisión de gases a la atmósfera: contaminación del suelo, subsuelo y agua en el territorio del Estado; y por depósito o almacenamiento de residuos realizado en vertederos públicos o privados, entre otros, aunque aún no se ha avanzado en su posible aplicación.