Es un país rico en bosques, lo que permite que el precio de la madera sea reducido y fácil de transportar. Además, es el único material de construcción renovable y reciclable.
La velocidad de construcción es considerablemente mayor en comparación a las que se realizan con cemento y ladrillos.
Son más fáciles de construir; de hecho, en el mercado hay opciones que ofrecen casas sobre plano o kits que permiten que el propietario levante su propia casa.
Los impuestos a los hogares construidos con este material son inferiores a los que tienen que pagar los propietarios de casas construidas con cemento y ladrillos.
La vulnerabilidad de la madera se compensa con su flexibilidad, por lo que puede resistir sismos de baja intensidad o ligeros tornados.
Cuentan con buen aislante térmico. Por ejemplo, un muro con estructura de madera de 100 mm de espesor, tiene una capacidad para resistir el calor 3.6 veces mayor que un muro de ladrillo de 140 mm de espesor; y 5.7 veces mayor que un muro de hormigón de 200 mm de espesor.
Una casa de madera, de pino o abeto, puede aguantar hasta 100 años con el mantenimiento adecuado.
En México la construcción con madera no ha despegado por la falta de capacitación sobre su uso, pero son innegables los beneficios que ofrece tanto económicos como medioambientales.