Honda ajustó su producción para administrar una serie de cuestiones de la cadena de suministro relacionadas con el impacto de COVID-19 y la escasez de microchips que, comenzó a nivel global a fines del 2020 y golpeó la producción y exportación de automóviles en México durante el primer bimestre de 2021. En febrero del año en curso se sumaron los apagones y desabasto en la distribución de gas derivados de una ola gélida en Texas, Estados Unidos.
Por su parte, Toyota Motor anunció recortes temporales e intermitentes en una parte de su producción en sus plantas de Kentucky, Virginia Occidental, y México (Baja California y Guanajuato).
Toda esta problemática propició que la producción y exportación de autos manufacturados en México agudizara su caída en febrero, ubicándose como el mes más crítico en los últimos 10 años para la industria. En el primer bimestre la producción cayó 22% respecto al mismo periodo de 2020. Con esto, todo apunta a que ya pasó lo peor, por lo que las perspectivas para lo que resta del año son moderadamente positivas.