El 1º de octubre inicia un nuevo sexenio y los retos que deberá enfrentar la próxima administración son muchos y trascendentes: mejorar sustancialmente el estado de derecho (en 2023 México se ubicó en el lugar 116 de 142 en el Índice Global del Estado de Derecho del World Justice Project y en el 27 de 32 países de América Latina y el Caribe), la corrupción persiste como un obstáculo imbatible (136 de 142 global y 30 de 32 regional), y los desafíos relacionados con el orden y la seguridad son apremiantes (133 de 142 global y 31 de 32 regional). Todos estos temas son de vital importancia para construir un mejor país.
La inseguridad es una lacra que afecta a personas, comunidades y economías. Inhibe los proyectos de inversión y frena el crecimiento de la economía. Los analistas estiman que este sexenio concluirá con un crecimiento anual promedio de tan solo el 1.3%, el más bajo de los últimos cinco sexenios. Además, los temas de energía, salud, educación y pobreza también requieren atención urgente.
Otro punto crítico es la inversión que demanda el sistema hídrico nacional y su capacidad de gestión. El agua tendría que haber sido una prioridad para las autoridades desde hace décadas. Hoy ya enfrentamos una crisis hídrica exacerbada por las sequías provocadas por el cambio climático.
El ganador de las elecciones presidenciales deberá resolver algunos de estos puntos y sentar las bases para el cambio sustancial de otros. No es tarea fácil lograr que México tenga una economía más sólida, segura y resiliente a factores externos.
En el sector ferretero nos corresponde aportar nuestro granito de arena para generar el desarrollo que México requiere y para fortalecer nuestras unidades de negocio, adaptándolas a las demandas del mercado en materia de sustentabilidad.
Eduardo Casanova Islas