Las elecciones intermedias, las más grandes en la historia del país, dejaron un saldo positivo para el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO): mantiene la mayoría absoluta de votos, suficiente para aprobar el presupuesto, aunque no logró obtener la mayoría calificada, lo que acota su capacidad de realizar cambios a la Constitución que le permitan destrabar las reformas al sector energético que, hasta ahora, están en pausa debido a los amparados promovidos por empresas privadas y realizar modificaciones para ampliar el mandato de los miembros de la Suprema Corte, lo cual ya se viene buscando en la persona del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar.
Pese a lo anterior, el presidente ya anunció que enviará tres reformas constitucionales: a) En 2021 enviará al Congreso la Reforma Eléctrica cuyo objetivo es fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) frente a la participación del sector privado en la producción y suministro de la energía eléctrica pues, dice, ejercen una competencia desleal; b) En 2022 la Reforma Electoral enfocada a reducir los costos electorales y eliminar los 200 diputados plurinominales; y c) En 2023 la Reforma a la Guardia Nacional para que se integre a la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena).
Saldo a mitad del sexenio…
AMLO ha mantenido la disciplina fiscal, la política de libre comercio y la autonomía del Banco de México (Banxico); no obstante, el tropezón de la economía derivado de la pandemia (el PIB cayó 8.5% en 2020) con los consecuentes efectos adversos en el empleo, la pauperización del ingreso y los altos niveles de inseguridad; aunado al desencanto de algunos sectores de la sociedad que lo apoyaron para llegar a la presidencia en diciembre de 2018, entre otros factores, se tradujo en un voto repartido entre las diferentes fuerzas políticas, aunque su partido se mantuvo como la principal; no obstante, para llevar a buen puerto el proyecto de la 4T deberá trabajar en establecer alianzas con la oposición, una tarea complicada pero no imposible de lograr.
Lo que viene…
En opinión de los analistas, en la segunda mitad del sexenio de AMLO no habrá cambios sustanciales, ni mucho menos cambio de timón. Los objetivos del presidente permanecen inamovibles, por lo que las expectativas de las principales variables macroeconómicas y financieras se mantienen relativamente estables, respecto a las que se tenían antes y después de las elecciones intermedias realizadas el pasado 6 de junio.
Cabe anotar que días después de las elecciones se anunciaron dos cambios de suma importancia: el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, será sustituido por Rogelio Ramírez de la O a partir del 1º de julio, por lo que tendrá a su cargo el diseño del paquete económico (presupuesto) del 2022. Por su parte, Herrera asumirá la gobernatura del Banco de México (Banxico) en diciembre cuando concluya el mandato de Alejandro Díaz de León.
Estos cambios tuvieron un impacto positivo entre los diversos sectores de la economía por lo que eliminaron una importante fuente de incertidumbre, toda vez que ambos cuentan con trayectorias sólidas y privilegian la disciplina fiscal y la estabilidad macrofinanciera. Sin embargo, para los analistas estos nombramientos también anticipan que, en materia económica, seguiremos viendo más de lo mismo en lo que resta del sexenio; por ejemplo, no habrá cambio en las prioridades del gobierno: seguirá favoreciendo a la energía sucia y cara producida con combustóleo, gas y diésel (PEMEX y CFE) por encima del desarrollo de fuentes sustentables (solar y eólica). También, continuará con sus proyectos emblemáticos de infraestructura (Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles-AIFA); sus programas sociales; y el golpeteo debilitador a las instituciones autónomas, así como con una narrativa de polarización evidenciada en las pasadas elecciones.
En cuanto a su maltrecha relación con la iniciativa privada (y la consecuente caída de la inversión privada), también en días posteriores a las elecciones, el presidente convocó nuevamente a una reunión para solicitar su apoyo mediante el incremento de sus inversiones. Al respecto, AMLO dijo que con los empresarios “se reafirmó el deseo, la voluntad de trabajar juntos; promover la inversión privada, que es fundamental. No se puede impulsar, desarrollar el país solo con inversión pública. Se requiere de la inversión privada, y se llegó a un muy buen acuerdo”.
Cabe anotar que la relación del gobierno con el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) se deterioró prácticamente desde que inició la actual administración con la cancelación del aeropuerto internacional de Texcoco, el nulo apoyo para sortear la crisis del Coronavirus y las iniciativas de reforma energética enviadas al Congreso para su aprobación.
¿Cuánto crecerá la economía en 2021?
El acudir a la iniciativa privada en busca de más inversión tiene como objetivo apuntalar el rebote que tendrá la economía este año, la cual se estima en un rango de 5% y 7% para que no sea temporal, y se logre encauzar al país en una dinámica de crecimiento de mediano y largo plazo en los tres años que restan a la actual administración.
El presidente del CMN apuntó que es necesario “lograr que la inversión que hoy está alrededor del 18% del PIB, se vaya arriba del 20, inclusive 22, 23 o 24% para que logremos un crecimiento constante en los años por venir”.
En la reunión con empresarios también se habló de la próxima reforma fiscal que se presentará en septiembre y que no contempla el incremento de impuestos, pero sí la simplificación de las pequeñas y medianas empresas, para que cumplan con sus obligaciones fiscales, y así seguir avanzando por su oportuna atención fiscal entre los grandes contribuyentes que continúan, prácticamente, sin pagar impuestos.
El presidente AMLO anotó “no vamos a aumentar los impuestos, quedó muy claro, no vamos a aumentar los impuestos, no vamos a llevar a cabo ninguna acción que afecte al sector privado, al contrario, estamos poniéndonos de acuerdo para trabajar juntos y seguir avanzando en cuanto al desarrollo”. El gobierno tiene como meta aumentar la recaudación fiscal, con el fin de alcanzar un 15% del PIB, que actualmente es del 14.2%. Durante los primeros años del gobierno se comenzaron a tomar medidas severas contra la evasión fiscal, con el fin de obtener más ingresos de las empresas y aumentar la recaudación.
¿Es posible crecer por arriba del 5% en los próximos tres años?
Uno de los pronósticos más optimistas de crecimiento para la economía mexicana durante 2021 es el del Banxico, que lo lleva hasta un 7% gracias a que la economía tuvo un desempeño mejor de lo esperado en el primer trimestre.
En opinión de los analistas, si se materializa un crecimiento en 2021 cercano al 7%, la recuperación económica de México podría darse en el último trimestre de 2021, a niveles vistos a finales de 2019. Pero, si se mantiene en el porcentaje más bajo esperado (5%), la recuperación llegaría hasta inicios de 2023. El escenario menos favorable se alcanzaría si hay retrasos en la vacunación, o si la pandemia toma fuerza en México y el mundo y se aplican nuevas medidas de contención.
Cabe anotar que el optimismo del Banxico dista del consenso de los analistas recogido por la encuesta de Citibanamex en junio, en la que se prevé un crecimiento de la economía en un promedio de 5.5%; en tanto que la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, recabada en mayo por el Banxico, apunta a un 5.15 por ciento.
En lo que se refiere al 2022 las encuestas señaladas ubican el crecimiento del PIB por debajo del 3% (2.88% y 2.65% respectivamente); en tanto que en la última se estima un crecimiento promedio anual para los próximos 10 años de un 2.10 por ciento.
La diferencia entre el crecimiento estimado para el 2021 versus 2022 se explica tanto por el efecto rebote respecto a la caída de 8.5% registrada en 2020, como por el importante crecimiento de las exportaciones mexicanas derivadas, en buena medida, de la demanda estadounidense impulsada por los apoyos económicos que el Gobierno de Joe Biden ha dado a su economía.
Las condiciones que este año están haciendo posible un crecimiento de 7%, de acuerdo con el Banxico, difícilmente se presentarán en los próximos años. Además, el mercado interno continúa mostrando signos de debilidad y la inversión privada y pública continúa presentando niveles bajos. Los compromisos para elevarla están ahí, falta ver si se materializarán.