La pandemia del coronavirus marcó un antes y un después en la marcha de la economía y los negocios, al propiciar la ruptura en las cadenas globales de valor y logística. Esta problemática tiende a profundizarse aún más debido a las actuales condiciones meteorológicas extremas en todo el planeta, la política de cero COVID-19 de China y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.  Así, desde el 2020 a la fecha el mundo ha estado inmerso en lo que bien podríamos definir como una tormenta perfecta, en donde el desabasto, las tasas de inflación elevadas y el bajo crecimiento económico han sido la constante en una economía mundial globalizada. El contexto anterior está llevando a los distintos países del mundo a mirar hacia el interior de sus fronteras y a valorar la proveeduría local. En cuanto a las grandes multinacionales, estas realizan acciones dirigidas a relocalizar sus centros de producción y distribución para satisfacer la demanda a nivel nacional y regional.  En fechas recientes, Canadá instó a México a fortalecer las cadenas de suministro bilaterales y en América del Norte para enfrentar con mayor resiliencia los desafíos globales. Por su parte, Estados Unidos ha externado que las pandemias y otras amenazas biológicas, los ciberataques, los fenómenos meteorológicos extremos, así como la competencia geopolítica y económica (China, Taiwán y Estados Unidos con los semiconductores es ejemplo de ello), entre otras condiciones, pueden reducir la capacidad de fabricación y la disponibilidad de bienes, productos y servicios fundamentales. Eso es lo que está sucediendo con la industria de alimentos y lo que podría estarse gestando en el suministro global de semiconductores. Al ferretero le conciernen todos esos cambios porque es un sector que guarda fuertes conexiones de abastecimiento y de maquila con fabricantes asiáticos. Quizá es el momento de volver la mirada a los fabricantes nacionales que brinden la mejor relación precio-calidad. Además, el proceso de relocalización traerá el ingreso y la inversión de importantes fabricantes internacionales, entre ellos asiáticos, quienes podrían beneficiar a nuestro sector que, pese a los obstáculos mencionados, continúa creciendo. Entre 2020 y 2021 el mercado aumentó 40%, miles de ferreterías ya están operando ventas en línea y otras pasaron de ser negocios minoristas a mayoristas. En los años por venir, vamos por más.

Eduardo Casanova Islas

Presidente del Consejo Editorial