Estamos en un año electoral, tanto en México como en Estados Unidos, que marcará nuevas directrices para la economía con repercusiones en sectores clave como el ferretero, en especial el vinculado con la construcción.
El año pasado, el nearshoring (reubicación geográfica de empresas) fue uno de los factores que impulsó el boom en la construcción de naves industriales y bodegas comerciales, y se espera que este efecto se extienda a la construcción de viviendas y centros comerciales.
Sin embargo, el panorama puede presentar ciertos nubarrones si, como se prevé en los Estados Unidos, se postula Donald Trump y gana la presidencia de ese país. El antecedente que tiene Trump de solicitar a las corporaciones estadounidenses que regresaran sus fábricas a territorio estadounidense, además de su mala relación con China, puede afectar también el ingreso de productores y proveedores de insumos chinos a los fabricantes ubicados en México.
Estamos, pues, en tiempos de definiciones, en donde podremos bosquejar lo que sucederá en los próximos seis años, en el caso de México, y cuatro en el caso de los Estados Unidos.
Aunque, por ahora, los pronósticos para la economía mexicana y la industria de la construcción son positivos para este 2024, lo que augura también un buen panorama para el comercio minorista ferretero.
Por otra parte, es importante considerar la tendencia hacia la integración de materiales fabricados con sistemas e insumos respetuosos con el medio ambiente. Este enfoque se encuentra en consonancia con la dirección que está tomando la industria de la construcción y con el creciente interés de los consumidores por productos sostenibles.
Eduardo Casanova Islas