El pasado 16 de noviembre, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, firmó un plan que destinará 1.2 billones de dólares a la infraestructura de su país.
El presidente ha turnado al Congreso una iniciativa de reforma constitucional que busca revertir la reforma energética de 2013 que terminó con décadas de control monopólico del sector por parte del Estado. Creo que el modelo vigente es mejorable. Sin embargo, de aprobarse la contrarreforma se dará un grave retroceso y un gran e irreversible daño para el país.