Los ministros invitaron a esos países a sumarse al acuerdo para enfrentar los problemas restantes, como un plan detallado para la implementación de los dos pilares claves del acuerdo para la próxima reunión del G20 en octubre.
Uno de los pilares del convenio consiste en reasignar parte del Impuesto Sobre la Renta (ISR) que pagan las multinacionales a los denominados países de “mercado”, aquellos en los que desarrollan su actividad y no en el país sede.
El impuesto mínimo global afectaría a menos de 10 mil grandes empresas, es decir, aquellas cuya facturación anual supere los 750 millones de euros (890 millones de dólares). El objetivo es evitar que las multinacionales, y en especial la Gafa (acrónimo que designa a los gigantes Google, Amazon, Facebook y Apple), paguen impuestos irrisorios con relación a sus ingresos.
Una tasa mínima efectiva del 15% generaría ingresos adicionales de 150 mil millones de dólares al año (127 mil millones de euros), según la OCDE.
Las principales economías pretenden disuadir a las multinacionales de trasladar sus ganancias a países de baja tributación, independientemente del lugar donde se realicen sus ventas. Cada vez más, los ingresos procedentes de fuentes intangibles, como las patentes de medicamentos, los programas informáticos y los derechos de propiedad intelectual han emigrado a estas jurisdicciones, lo que permite a las empresas evitar el pago de impuestos más elevados en sus países de origen tradicionales.
Los gobiernos podrán seguir fijando la tasa de impuestos local que deseen, pero si las empresas pagan tipos más bajos en un país concreto, sus gobiernos de origen podrían “completar” sus impuestos hasta el tipo mínimo, lo que elimina la ventaja de trasladar los beneficios.
La propuesta encara obstáculos políticos y técnicos antes de poder ser implementada. Los detalles podrían ser finiquitados en octubre, y a partir de ahí, cada país tendrá que incorporar el impuesto en su propio código legal.
La idea es que el país sede aplique el gravamen a los ingresos extranjeros de una corporación si esos ingresos van libres de gravamen en otro país. Ello privaría a las compañías del incentivo de usar complejos artilugios de contabilidad para transferir sus ingresos a países de bajos impuestos donde tienen escasos negocios. Varios países, entre ellos Francia y México, han empezado a aplicar un impuesto digital que afecta a las grandes compañías tecnológicas como Google, Amazon y Facebook.